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LO QUE NO ME CONTARON EN EL CONSERVATORIO...

Lo que en el conservatorio no me contaron... La vida de un músico es un largo camino de aprendizaje que nunca acaba, un entrenamiento constante, la perfección soñada en contraste con la realidad de ofrecer en cada espectáculo lo mejor de uno mismo, en el momento que le toca vivir.

Pasarán por la vida de un músico cantidad de maestros, algunos dejarán huella y otros se irán sin pena ni gloria.

En el canto, la particularidad es que nosotros mismos somos el instrumento. Somos lo que hacemos sonar, con nuestras dudas, inseguridades, ganas, certezas y pequeñas conquistas.

Con el paso del tiempo uno gana en experiencia. En la música el paso del tiempo y lo vivido se convierten en la ayuda perfecta a la hora de preparar un repertorio. Se dice que los mejores discos se componen en esos momentos de corazones rotos, cuando cualquier letra de tango te queda bien. En cantidad de charlas con mis alumnos les transmito mi experiencia, ni más sabia, ni mas reveladora que cualquiera. Les animo a subir al escenario con la conciencia de poner en práctica la técnicas que aprendemos y el permiso de jugar e interpretar cada frase, cada palabra, cada melodía.

Olvidarse por un momento de quiénes somos y transportarnos en la música que estamos interpretando.

Si sólo nos manejamos con la técnica por bandera, seríamos correctos, pero no llegaríamos seguramente a comunicar con el espectador y si sólo nos basamos en la expresión y no utilizamos una forma saludable de cantar, nunca podremos conocer la plenitud de posibilidades que nos puede ofrecer nuestra garganta. Hubiese sido maravilloso haber tenido en mi camino de estudiante un maestro que me animara a probar, a arriesgarme expresivamente. Siempre recordaré a una profesora del conservatorio que, sabiendo que yo empezaba a subirme tímidamente a algún que otro escenario, siempre me decía: "Romina, esto no es música popular", a la hora de corregirme algún error.

La música, sea el género que sea, debe ser tu herramienta de expresión sobre un escenario, donde puedas aportar tus vivencias, donde una parte tuya se deje ver. El cantante es un equilibrista, un comunicador. Atreverse es la clave, con la experiencia ganada, la tranquilidad de que te estás preparando y la humildad de seguir aprendiendo siempre.

Si al bajar del escenario alguien al que quizá nunca viste, se te acerca para contarte lo que le hiciste sentir, las cuentas cierran, la tarea está cumplida y nos vemos en el próximo escenario.

blog de Romina Balestrino Clases de Canto Moderno
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